En este blog, hablaremos de los problemas dentro del ámbito de la Educación Social, y de sus posibles soluciones. Además de aprender e investigar un poco más sobre este campo, tan importante en la actualidad.
sábado, 25 de diciembre de 2010
viernes, 24 de diciembre de 2010
Integración social.
Este reportaje hecho en el periódico "El País" por J. A. AUNIÓN , habla sobre La vida de nueve alumnos discapacitados, y es bastante interesante ya que los discapacitados no necesitan que los enseñen aparte sino mejorar los métodos y apoyos, ya que se sienten aislados.
Debemos pensar en mejorar sus condiciones y adaptarnos un poco a ellos, ya que nos necesitan, y este trabajo no es solo del profesorado o del gobierno, también nosotros como compañeros suyos debemos facilitarle todo lo que sea posible.
REPORTAJE
La falsa integración
La vida de nueve alumnos discapacitados revela que la escuela tradicional no les sirve - La solución no es enseñarles aparte sino mejorar métodos y apoyos
J. A. AUNIÓN - Madrid - 22/11/2010
-Lo que yo más recuerdo, el día que me dijeron que me tenía que ir a una clase de apoyo y ahí me encontré con los chavales esos.
Los estudiantes acaban prefiriendo clases externas con chicos como ellos
-Y eso, ¿con cuántos años fue?
-Con seis años, y eso, y yo lo que pasa que ahí me sentía útil, ya los profesores de apoyo me mandaban cosas, tareas iguales que ellos, que es con lo que yo me podía defender, y ahí me sentía útil, me sentía bien (...). Eso es como si tú coges a un futbolista y lo pones de buenas a primeras en el Manchester, por poner un ejemplo, y los managers del Manchester se llevan muy bien con él, pero ahí metido juega fatal, y ahora está el otro equipo, el Recreativo de Huelva (...) y ahí juega muy bien y esto y lo otro, es donde se siente bien jugando, en el equipo inferior porque ahí se ve importante.
Esta es parte de la historia de Sergio, un chico con discapacidad que aparece en un estudio de la profesora de la Universidad de Sevilla Anabel Moriña. Junto a la de Sergio, las experiencias escolares de otros ocho chicos y chicas con discapacidad (intelectual, del habla, de audición, de visión y de movimiento) llevan a la docente a advertir de que la integración de estos alumnos en las clases ordinarias no funciona si el único esfuerzo que se hace es reunirlos en una misma aula con el resto de compañeros.
Pero sin un apoyo adicional, dice el artículo titulado Vulnerables al silencio. Historias escolares de jóvenes con discapacidad y publicado en el último número de la Revista de Educación, se van a sentir más cómodos en clases o centros para chicos con su misma discapacidad, porque acaban siendo los menos traumáticos y hostiles. Ahí se sentirán más integrados, pero será una falsa integración. "Aunque estos centros sean para ellos los más integradores, no dejan de ser especiales y segregadores, es decir, son falsos contextos integradores. En este sentido, la educación tradicional tiene que cambiar. Es necesario revisar y mejorar las prácticas para hacer de estas aulas lugares en los que todos los jóvenes se encuentren seguros, acogidos y formen parte de una verdadera comunidad social y académica", concluye el artículo.
Lo más traumático para los chicos discapacitados en las clases ordinarias es, sin duda, la relación con los compañeros. La siguiente es parte de la historia de Desiré:
-Me trataban fatal. Los compañeros no se querían poner al lado mío (sic) nunca.
-¿Y por qué te lo hacían?
-No sé, me verían cara de mongolita o algo... No se querían poner al lado mío (...) me miraban con mala cara.
Así, las buenas relaciones de amistad y socialización les llegan en clases de apoyo o de educación especial. Cuenta Sergio:
-Y en el recreo, ¿con quién te ibas?
-Con los de apoyo.
-¿Con los de apoyo siempre? ¿Por qué?
-Porque yo me sentía ya igual que ellos.
Una parte de la investigación se hizo a base de entrevistas con los nueve jóvenes, que en el momento del estudio (realizado entre 2004 y 2007 dentro de un proyecto titulado La construcción del proceso de exclusión social en jóvenes) tenían entre 18 y 25 años. El texto advierte de que su finalidad "no es generalizar sobre las opiniones y percepciones expresadas por estos jóvenes", sino "identificar aquellas barreras y ayudas que ellos" han vivido en la escuela.
Y una parte de las barreras estaba en la falta de apoyo de los profesores. Relata Blanca:
-Por ejemplo, la profesora de lenguaje que nos daba todo por escrito y todo eso... y yo le decía que escribiera más despacio en la pizarra, y ella decía que no podía perder tanto tiempo. (...) Y si me paraba me reñía, así que tenía que pedir los apuntes a mis compañeros.
Para Blanca, la ayuda tampoco fue en ocasiones adecuada ni siquiera en las clases de apoyo:
-Yo le pedía a la logopeda que me ayudase a redactar y a resumir, y ella me decía "mira, eso a mí no me corresponde; a mí lo que me corresponde es las fotocopias que te doy (...)".
Así, resume el texto: "Las historias de esta investigación hablan de la limitada contribución de este colectivo [los profesores] a la inclusión social y académica de estos jóvenes, ya fuera por la pasividad ante sus necesidades educativas y sociales (como la ausencia de actividades educativas para determinado alumnado, inflexibilidad ante cambios metodológicos, ignorancia o permisividad ante insultos y humillaciones recibidas por sus compañeros y compañeras, etcétera) como por una excesiva atención, no demandada". Es decir, o se pasaban o no llegaban.
Por supuesto, se trata de una atención extremadamente complicada, sobre todo si hay que compaginarla con infinitos niveles de aptitudes y capacidades que se pueden encontrar en cualquier clase. Y aun así, por supuesto, siempre hay buenos docentes:
-Valoro los profesores que me han tocado buenos, porque han estado encima mío (sic) apoyándome, diciéndome "siéntate en la primera fila para yo explicarte mejor las cosas" (...). Recuerdo de ellos la paciencia conmigo. (Historia de vida de Sergio).
-O sea, decían, por ejemplo, "hay que estudiarse esta lección", y venían a ayudarme a estudiarla, a ponerme más facilidades para aprenderlo. (Historia de vida de Luisa).
Pero al final, por mucho que haya profesores buenos, lo que parece evidente es que el sistema no consigue sacar adelante a la mayoría. Se percibe con claridad entre los chavales de la muestra: de los nueve, solo dos consiguieron el título de ESO, y, de estos, solo una ha llegado a la universidad. Pero también dicen algo parecido las estadísticas generales. Es decir, que la mayoría de los discapacitados se van quedando en la cuneta a medida que cumplen años: en Primaria, los alumnos con discapacidad son el 2,3% del alumnado; en la ESO, el 1,9%, y en Bachillerato y Formación Profesional, el 0,1% y el 0,2%, respectivamente, según los datos del Ministerio de Educación.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Introducción
¿Qué es la educación social?
La educación social es una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando:
Múgica (1991), cita las siguientes como las principales funciones de la educación social:
Con carácter general, la planificación de la intervención socioeducativa, debe guiarse por una serie de principios, que son los siguientes:
La educación social es una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando:
- La incorporación del sujeto de la educación a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social.
- La promoción cultural y social, entendida como apertura a nuevas posibilidades de la adquisición de bienes culturales, que amplíen las perspectivas educativas, laborales, de ocio y participación social.
Múgica (1991), cita las siguientes como las principales funciones de la educación social:
- Informar a la población en general de las prestaciones y características de los servicios, centros y profesionales que trabajan con los sujetos de la intervención educativa
- Observar contextos, actitudes y comportamientos y, detectar sujetos y grupos que se encuentran en situación de riesgo o inadaptación
- Contactar con los sujetos de la intervención y recopilar información sobre sus problemas, relaciones, etc., para poder adecuar la intervención a la realidad y momento que los sujetos atraviesan
- Planificar, programar e implementar una intervención educativa a fin de promover objetivos que potencien una progresiva maduración, una mayor inserción social, una mejor calidad de vida de los sujetos
- Lograr una integración crítica de los sujetos en la realidad social, promoviendo para ello la reflexión, el conocimiento de los límites y posibilidades, el estudio de alternativas y búsqueda de soluciones, compartiendo momentos y actividades con los sujetos de la intervención
- Implicar a los contextos sociales que envuelven al sujeto o grupo en el proceso educativo, en las respuestas a las necesidades y problemas que plantean, considerando para ello al sujeto y a la comunidad como agentes activos de cambio, potenciando los recursos de que se dispone
- Coordinar el trabajo con el de otros profesionales que trabajan directa o indirectamente con los sujetos y con los recursos comunitarios, utilizándolos y participando en la búsqueda de alternativas
- Mediar entre los sujetos de la intervención y las instituciones, facilitando el acceso normalizado a los recursos (escolares, sociales, laborales, etc.)
- Posibilitar alternativas aportando recursos en aquellos aspectos en que el sujeto sea más deficitario
- Dinamizar las relaciones de convivencia: promoverlas, reforzarlas y potenciar sus aspectos positivos
Con carácter general, la planificación de la intervención socioeducativa, debe guiarse por una serie de principios, que son los siguientes:
- Principio de racionalidad. El planificador ha de tener un conocimiento previo fundado en bases científicas de la realidad del ámbito y de las personas a las que irá destinada la intervención.
- Principio de globalidad. Se han de incluir en el programa el mayor número posible de variables que intervengan directa o indirectamente en los planteamientos del mismo.
- Principio de continuidad. Todos los elementos que componen el programa de intervención socioeducativa han de ser aplicados de forma continua y sistemática.
- Principio de secuenciación. Todos los elementos deben estar interrelacionados.
- Principio de univocidad. La redacción del programa ha de hacerse de forma que todos los términos utilizados puedan ser entendidos en el mismo sentido.
- Principio de comprensividad semántica. Todos los términos utilizados en la redacción de un programa han de ser fácilmente comprensibles por todos.
- Principio de flexibilidad. La planificación debe ser flexible, permitiendo la introducción de cuantas modificaciones sean necesarias, y en cualquier momento del proceso.
- Principio de variedad. El equipo planificador deberá ser creativo y original en la elaboración.
- Principio de realismo. La elaboración del programa ha de partir de un análisis previo y sólidamente apoyado en la realidad del ámbito en el que se va a aplicar.
- Principio de participación. El equipo planificador ha de estar abierto a la participación de otras personas o entidades
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